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Nuestra Historia

Club de Pesca UTE - ANTEL

Hace más de 80 años, un grupo de funcionarios de UTE realizó una excursión de pesca a la Isla de Flores. Debido al mal tiempo, se establecieron ese día en el balneario Las Grutas. Asombrados por el paisaje y la buena pesca, comenzaron las gestiones para adquirir allí un terreno. En esos años la familia, Aimee había convertido su casa, la actual Casona ubicada frente al Club, en un parador y habían loteado los terrenos con el fin de atraer nuevos turistas.

El 8 de julio de 1973, Ramón Pereyra, Ángel de la Fuente y Diego Rico (UTE) adquieren uno de esos terrenos, siendo de los primeros en comprar un lote en la zona. Posteriormente lo escrituraron el 8 de agosto de 1940. Un grupo de funcionarios de UTE, Ramón Pereyra, Ángel de la Fuente y Diego Rico, adquieren dicho terreno el 8 de julio de 1937, siendo de los primeros en comprar un lote en la zona y posteriormente lo escrituraron el 8 de agosto de 1940. Construyeron una casilla de chapa y masera de 5 x 5 m., con ocho camas de hierro y colchones de chala. De esta forma, iniciaron el Club de Pesca de UTE.

En el período 1944-1950, bajo la presidencia de Juan Martínez Mariño, se adquirió un nuevo terreno. En este, se construyeron un comedor-cocina grande y dos colectivos. Uno para hombres, con 22 camas, y otro para mujeres, con 14. Ambos contaban con sus respectivos baños. En 1972, Juan Fabini, integrante del directorio de UTE, obtiene préstamos sin intereses. Gracias a esto, se construyeron un amplio salón en subsuelo y los cañeros.

Es importante destacar la colaboración desinteresada de Carlos Julio y Paulina, dueños de La Casona de enfrente. Cuidaban el local, administraban el préstamo de los utensilios de cocina y ofrecían su teléfono a quien lo necesitara. En esos años no teníamos teléfono en la sede costera.

Durante una tarde de playa, surge la idea de la ampliación del Club. La misma se lleva a cabo durante la presidencia del Ing. Landoni. En esta ocasión, se construyeron entonces 16 apartamentos con baño privado y dos colectivos de 12 camas cada uno. Trabajaron en este proyecto, de forma honoraria, el Ing. Landoni, Arq. Héctor Arce y María del Carmen Menéndez de Boullosa, quien administró el poco dinero que ingresaba en ese momento. Fidel Pintos, como constructor, puso horas de trabajo y la esperanza de que era un proyecto posible. Todos, en más de una ocasión, pusieron dinero propio para pagar jornales y que las obras no se detuvieran.

Así se constituyó un gran equipo. Así, desde el pie, fue creciendo nuestro Club.

En Montevideo, la sede social pasó de alquilar un local en la calle Washington hasta comprar su local propio. El 25 de julio de 1984, se inaugura en Santa Fe 1180. Esta vieja casona que modificada para reuniones de directiva y alquiler del salón a los asociados.

Con el crecimiento de la masa social y su consecuente patrimonio, en 1987 se concretaron más construcciones. Se ampliaron la recepción, las cocinas y los comedores con estufa a leña. Al comprar nuevos terrenos, se construyen más apartamentos, piscina, canchas, quinchados, parrilleros y hornos de barro. También se adquieren microondas, lavadoras y heladeras individuales.

Estas palabras pueden sonar sencillas. Pero, desde el inicio, implican un gran esfuerzo de asociados y dirigentes que en forma anónima contribuyen a mejorar cada día este proyecto. Todos quienes pasaron por la directiva del Club, hasta el día de hoy, siguen trabajando de forma honoraria. ¡Nuestro Club sigue creciendo!

Recordando…

Recordando 1974 … las camas eran cuchetas de hierro, saltábamos pues teníamos un solo banco por escalera, en el baño un espejo de 15 x 15 cm, un calentador a alcohol y 1 solo wáter para todas las mujeres, una sola ventana pequeña y a veces se nos rompía la bomba de agua y debíamos traer agua de la playa, en la cocina 4 piletas, una heladera que compartíamos, pero como todos nos conocíamos, compartíamos lo poco que teníamos y las tareas entre todos limpiábamos los baños, el comedor y sin quejas…. pero, que días felices pasamos y en esa época aprendimos a amar a este club que hemos visto crecer en patrimonio, en comodidades, pero también fuimos perdiendo la familiaridad y la vida comunitaria que nos inició a la vida del Club de Pesca. Sirva solo como recuerdo y para valorar lo que hoy tenemos, cuidémoslo entre todos.